Poco se aprende, tanto para aquellos interesados en iniciar un análisis como para aquellos que están (estamos) en formación, de las afirmaciones que expresan de manera categórica lo que es y no es un psicoanálisis. Pretender darle una consistencia ontológica al análisis (afirmando que es, por ejemplo, la cura por la palabra, o que “siempre se termina hablando de amor”) nos lleva a pensar que aquello que no pasa por la palabra, o por el amor, entonces no sería análisis. Algo similar sucede con las categorías estructurales/diagnósticas del psicoanálisis. Se suele afirmar cosas como “el neurótico siempre…”, “la histérica hace…” “el obsesivo es…”, como si el analista recibiera en su consulta a individuos que encarnan una entidad en específico (o se es neurótico, o se es psicótico, o perverso, o nada), y considero que eso contribuye en gran medida a la incertidumbre en el trabajo clínico. “¡Pero si a mi me dijeron que un neurótico nunca hace eso!” Entonces se es más neurótico, menos neurótico, (más grave o menos grave…) en función de que tantas afirmaciones de la neurosis uno parece cumplir. Vemos cómo esto nos remite de vuelta a la lógica del DSM.
Me encantó esto que escribes colega. Definitivamente un texto para compartir y abrir un espacio donde las ideas fluyan.